El contacto con la naturaleza se siente apenas se pisa la entrada que lleva a los 80.000 metros cuadrados de zonas verdes que tiene el Colegio Karl C. Parrish (KCP), ubicado entre Barranquilla y el municipio de Puerto Colombia (Atlántico), que llega a 80 años de estar educando desde esa zona de la Costa Norte colombiana.
Ese ambiente donde el sol calienta, pero que se matiza con la brisa típica barranquillera, es el que les permite a los estudiantes del KCP poner en marcha su creatividad y aumenta las ganas que se necesitan a la hora de sacar un proyecto adelante.
En palabras de la estadounidense y con más de cuatro décadas en Colombia, Laura Horbal, rectora del Karl C. Parrish, el diseño de la sede obedece al interés de que los niños se formen en un ambiente bicultural con la posibilidad de vivir lo más cerca posible una experiencia académica en espacios abiertos, donde la convivencia con lo real se convierte en el mejor ingrediente para aprender.
“No creemos en las grandes torres de cemento, donde el alumno está aislado de lo que le rodea, más cuando tenemos esta reserva natural que nos gusta aprovechar. Esta es una construcción, lo más típico americano, lo que en inglés podría decirse como old fashion (antigua), pero muy moderna en su interior”, anotó la rectora.
Y es que en las aulas del Karl C. Parrish, en las que en promedio hay 11 alumnos por profesor, los conceptos de la célula, por ejemplo, se aprenden con situaciones creadas por el docente para poner a prueba la imaginación y la capacidad de construcción en equipo de los estudiantes. En simultánea, un grupo de niños puede estar conectado en línea con otros que residan en cualquier parte del mundo y con los que pueden intercambiar experiencias y conocimiento.
A propósito, el colegio le apostó hace un tiempo a la implementación de la tecnología al más alto nivel, con por lo menos 250 megas de banda ancha dedicada y los equipos más sofisticados.
La rectora Horbal coincide en que el Karl C. Parrish ha buscado que sus estudiantes accedan a las herramientas que les permitan enfrentar el futuro con liderazgo y por eso ha sido pionero en Colombia en el uso de modelos internacionales como el Reggio Emilia, que llegó de Italia dando excelentes resultados.
Ahora, su modelo pedagógico, Blended Learning, es una metodología instruccional enfocada en el estudiante como centro del proceso de enseñanza-aprendizaje.
“Este sistema estructurado integra varias estrategias educativas como Aprendizaje Cooperativo, Aprendizaje Basado en Proyectos y Mastery Learning asistidas de la más avanzada tecnología para lograr llevar al estudiante una enseñanza personalizada y diferenciada”, explicó Horbal.
La directora agregó que el propósito principal del colegio es que el alumno del KCP no sea un ente pasivo en el aula y para ello se procura en que el aprendizaje sea “atractivo, pertinente y relevante”.
Desde tercer grado, los niños dan sus clases acompañados de un computador portátil, que se integra a los demás equipos y plataformas tecnológicas del colegio.
La lectura es otro de los fuertes del KCP, y el amor por la misma se despierta mediante varias iniciativas. Solo en la Biblioteca Burton B. Fox es posible encontrar 21.112 libros físicos, mientras que de los digitales hay 2.506. “El estudiante fortalece su criterio con la orientación del profesor”, concluyó Horbal.
Apuesta en valores y con sentido social
El colegio Karl C. Parrish hace parte, desde 1968, de las instituciones educativas acreditadas por AdvancED SACS. Actualmente, cuenta con 27 profesores extranjeros y brinda a sus estudiantes de secundaria la posibilidad de elegir entre 11 electivas.
De esta manera, los jóvenes pueden ir encontrando las vocaciones que les permitan destacarse mejor según sus habilidades.
“Hemos tenido egresados que se destacan en diversas áreas, tanto en las más académicas como en otras artísticas. Incentivamos las actividades extracurriculares y por ello tenemos programas de música y artes que incluyen: violín, coro, viento, percusión y movimiento creativo, entre otras”, destacó la rectora del Karl C. Parrish, Laura Horbal.
El KCP cuenta con áreas para la práctica de deportes como el fútbol, el tenis, el softbol, el voleibol, el baloncesto y los más pequeños pueden acceder a talleres de motricidad gruesa.
Transversal a todo lo anterior y no menos importante, el colegio se preocupa en la promoción constante de seis valores: el respeto, la responsabilidad, la confianza, la justicia, el civismo y la bondad.
De esta manera, también busca despertar permanentemente la vocación de ayudar a quién lo necesite, por lo que desde temprana edad se les inculca a los niños la importancia de ser líderes que obran por el bien de los demás sin buscar el camino fácil ni el provecho personal.
En ese sentido, el colegio trabaja todo el año con más de 30 fundaciones, entre ellas la Cruz Roja y Catedratón, a las que les aporta tanto recursos económicos como físicos.
“Queremos que los estudiantes se preocupen por los demás y siempre estén dispuestos a ayudar y a dar lo mejor en situaciones adversas”, sostuvo la rectora.
El KCP es el colegio que más casas ha construido con la fundación Techo para mi país. En tres años, sus estudiantes han colaborado en el levantamiento de más de 30 viviendas y desde ya se preparan para incursionar de nuevo en el proyecto en el municipio de Galapa (Atlántico). “Es interesante ver cómo los muchachos trabajan con sus manos en estos proyectos. Siempre les incentivamos el sentido de querer ayudar y resolver problemas”, dijo.
Puertas abiertas en el exterior
A la fecha, más de la mitad de los estudiantes del Karl C. Parrish que se gradúan este año escolar 2017-2018 han sido aceptados en la universidad que fue su primera opción y muchos de ellos tienen más de tres invitaciones a otras universidades, todas ellas en Estados Unidos y otros países.
Aunque tienen las puertas abiertas en 127 universidades del mundo, incluidas las mejor calificadas en Norteamérica, el proceso académico que enfrentan quienes estudian en el KCP enfatiza en imprimirles que amen el lugar en el que nacieron por encima de todas las cosas y para ello se les promueve el sentimiento de regresar para que aporten en mejora de Colombia.
“Tenemos muchos egresados que están en el país haciendo empresa y generando empleo. Por su gran nivel académico, nuestros estudiantes han recibido becas que, todas sumadas, ascienden a 11 millones de dólares, en los últimos 10 años, cifra bastante considerable”, dijo la rectora.
Desde el bachillerato están avanzando en su proceso
Estudiar en el Colegio Karl C. Parrish garantiza a sus egresados la posibilidad de adelantar créditos universitarios desde que están en el bachillerato. Con esa premisa, el personal docente está capacitado para brindarles a sus estudiantes que cursan entre los grados 9° y 12°, el programa de Clases avanzadas, en inglés Advanced Placement.
Eso les permite a los jóvenes ahorrar tiempo y dinero al momento de acceder a universidades tanto en Colombia como en el extranjero.
“Es sumamente importante para nuestros estudiantes la garantía de avanzar en su proceso universitario desde que están en las aulas del colegio. Así, sacan cuentas y se percatan de lo que se ganan en tiempo y dinero cuando les permiten no repetir las asignaturas homologadas de acuerdo a lo cursado en el AP”, explicó Laura Horbal.
Adicionalmente, en las pruebas SAT, que son requisito para ingresar a universidades en Estados Unidos, los estudiantes de grado 12 del Colegio Parrish mantienen un promedio superior a la media nacional de ese país de Norteamérica en esta misma prueba, lo que les asegura el interés de universidades de prestigio como la Purdue University, la Boston University, la Northeastern University, la IE University (Madrid), la University of Miami, la New York University (NYU), la Trent University (Canadá) y la Universidad de Palermo (Buenos Aires), tanto por becarlos como por admitirlos.
En el Karl C. Parrish, sus egresados cuentan con High School Diploma.
“Da gusto ver cómo nos reconocen como un colegio de altos estándares académicos. Cada año salgo fuera del país a buscar nuevos docentes internacionales y es evidente que nos referencian bien y saben de nuestros avances”, dijo.
El Karl C. Parrish fue fundado en 1938 por familias prestantes de la ciudad que buscaban una institución que ofreciera la educación tipo estadounidense y desde entonces ha venido dando frutos.
El lote de la sede fue donado por la familia Parrish. Su ubicación le ha permitido al colegio participar en proyectos académicos que se ejecutan tanto a nivel distrital como a nivel departamental, entre ellos el apadrinamiento de otras instituciones educativas de la zona que se han visto enriquecidas con asesorías y acompañamiento permanente.
Andrés Artuz Fernández
Redactor de EL TIEMPO
Barranquilla.
Source: El Tiempo